¿Qué se usaba antes del Papel Higiénico?


Qué se usaba antes del Papel Higiénico

Antes de la llegada del papel higiénico moderno se utilizaban cierta variedad de materiales diferentes para el mismo fin. La naturaleza de estos materiales dependía del país, las condiciones climáticas, las costumbres sociales y el estatus.

En la antigüedad, la gente usaba hojas, hierba, helechos, mazorcas de maíz, cáscaras de fruta, conchas marinas, cerámica, piedra, arena, musgo, nieve o simplemente agua. La forma más habitual era el propio uso de la mano. La gente rica solía usar lana, encaje o cáñamo.

Aunque el papel higiénico ha existido en el mundo occidental desde al menos el siglo XVI d.C. y en China desde el siglo II a.C., miles de millones de personas siguen sin usarlo hoy en día. Si eso ocurre aún en la actualidad, en épocas anteriores, el papel higiénico era aún más escaso.

Entonces, ¿cómo se limpiaban los antiguos humanos para limpiarse después de ir al baño?

El registro arqueológico no aporta demasiadas pruebas al respecto y las que hay no son del todo concluyentes. El motivo de esto es tan simple como que la mayoría de objetos y materiales usados para esta labor simplemente ya están descompuestos por el paso del tiempo. Sin embargo, los expertos han podido recuperar ciertas muestras - incluyendo algunas con rastros de heces - y se han encontrado representaciones de los precursores del papel higiénico en el arte y la literatura.

A lo largo de la historia, la gente ha usado de todo, desde sus propias manos hasta mazorcas de maíz y nieve para limpiar después de las deposiciones. Uno de los materiales más antiguos registrados para este propósito es el palo de higiene, que se remonta a la China de hace 2.000 años, según un estudio de 2016 en el Journal of Archaeological Science: Reports. Los palos higiénicos, también llamados "bambúes", eran palos de madera o bambú envueltos en tela.

Tersorio o xylospongio romano

Durante el período greco-romano desde el 332 A.C. hasta el 642 D.C., los griegos y los romanos limpiaban sus excrementos con otro palo llamado tersorium. El tersorium, consistía básicamente de un palo que tenía una esponja en un extremo y se dejaba en los baños públicos para uso común. Algunos expertos afirman que el tersorium puede no haber sido usado para limpiar el trasero de la gente, sino los baños en los que defecaban. La gente limpiaba el tersorio echándolo en un cubo de agua con sal o vinagre o sumergiéndolo en el agua corriente que fluía debajo de los asientos del inodoro.

Los griegos y romanos también se limpiaban con unas piezas de cerámica redondeadas en forma de óvalo o círculo, llamadas pessoi. Los arqueólogos han encontrado reliquias de pessoi con rastros de heces en ellas, y una antigua copa de vino muestra a un hombre limpiándose el trasero con pessoi.

Los griegos también pueden haberse limpiado con óstracos (ostraka en griego, origen de la palabra ostracismo), piezas de cerámica que inscribían con los nombres de sus enemigos cuando votaban por el destierro de alguna persona. Después de la votación, pueden haber limpiado sus heces con los nombres de los desterrados. Es probable que estos objetos realizados a partir de cerámica, hubiesen podido dañar el trasero con el tiempo, causando irritación de la piel y hemorroides externas.

Pessoi y ostraka griegos

En Japón, en el siglo VIII d.C., la gente usaba otro tipo de palo de madera llamado chuugi para limpiar tanto el exterior como el interior del ano, literalmente poniéndose un palo en las nalgas. Y aunque los palos han sido populares para la limpieza del ano a lo largo de la historia, la gente antigua se limpiaba con muchos otros materiales, como agua, hojas, hierba, piedras, pieles de animales y conchas marinas. En la Edad Media, la gente también usaba musgo, juncia, heno, paja y trozos de tapiz.

La personas usaban tantos materiales diferentes que un novelista francés, François Rabelais, escribió un poema satírico sobre el tema en el siglo XVI. Su poema contenía la primera mención al papel higiénico en el mundo occidental, pero lo calificó de ineficaz. Rabelais concluyó en cambio que un cuello de ganso era la mejor opción. Aunque Rabelais bromeaba, tal vez se refería a que las plumas funcionarían tan bien como cualquier cosa orgánica disponible en aquella época.

En los últimos siglos, cuando el papel ya se producía en grandes cantidades o simplemente el papel higiénico era un producto difícil de conseguir, cualquier clase de papel de poco valor era usado para tal fin. Era habitual colgar en las letrinas clavados en un alambre o clavo trozos de periódico, o simplemente deshojar libros o catálogos cada vez que se necesitaba una nueva hoja.

Es cierto, que incluso hoy en día el papel higiénico no es un bien universal. Por ejemplo, el canal de noticias australiano SBS Punjab, comentó en tono de broma, que los occidentales desesperados por papel higiénico al principio de la pandemia, deberían probar a "lavarse y no limpiarse" con un ligero chorro de agua. No por menos se inventó en Francia el primer bidet en el siglo XVII para este mismo uso.

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