A lo largo de la historia moderna de la humanidad hemos logrado avanzar en nuestra forma y calidad de vida de innumerables formas gracias a los nuevos descubrimientos tecnológicos y médicos. Una de las áreas que más atención ha recibido ha sido el saneamiento, una costumbre sanitaria muy extendida que busca prevenir el contacto humano con las aguas residuales (heces humanas o animales, aguas contaminadas biológicamente, aguas residuales industriales, aguas negras y aguas grises).
Los avances en saneamiento y abastecimiento de agua, provienen de la observación desde hace muchos siglos, de ciertos peligros para la población como: amenazas físicas, microbiológicas, químicas y biológicas que pueden dañar a nuestro metabolismo y salud.
A medida que la civilización humana salió de la edad de piedra y comenzó a trabajar con metales en la edad de hierro y bronce, empezó a adquirir nuevos conocimientos en los campos de la medicina, la química y la arquitectura y la planificación urbana. Todos estos avances jugaron un gran papel en el desarrollo de la sanidad moderna.
La historia del saneamiento moderno comenzó en el Neolítico con el desarrollo de pozos de agua protegidos. La creación de estos pozos permitió a los humanos tener siempre agua limpia a su disposición. Un recurso valioso cuando el asentamiento no disponía de una corriente o masa de agua cercana.
La eliminación de las aguas residuales llegó con las primeras instalaciones de la cultura del valle del Indo (situada en la actual Pakistán, Afganistán y noroeste de la India), que fueron los primeros en introducir el suministro público de agua y el saneamiento. Otras civilizaciones de esa época también empezaron a notar el impacto dañino de las aguas residuales en la salud humana, sobre todo los babilonios y los antiguos griegos.
El primer pozo negro data del siglo V a.C. en la antigua Babilonia. Los pozos negros o pozos ciegos son un tipo de construcción hecha bajo el suelo cuando no se tiene ningún tipo de alcantarillado y permite almacenar los residuos humanos para que se vayan descomponiendo lentamente y drenar el agua que contengan.
El mayor avance temprano en saneamiento ocurrió en la antigua Roma, donde se comenzaron a utilizar con éxito los baños y el alcantarillado que permitían el desagüe de aguas residuales y alejar su flujo de las grandes ciudades. Lamentablemente, no era algo utilizado por la mayoría de la población romana, que solía arrojar los excrementos y otros desechos directamente en las calles de las ciudades durante todo el tiempo de esta civilización y la mayoría de la edad oscura y media europea.
Si bien hay registro de canales cubiertos por losas que servían de canalización de aguas residuales en la antigua Grecia, las cloacas romanas supusieron un desarrollo a una escala nunca vista antes. Estas cloacas formaban parte intrínseca del diseño de las ciudades y villas romanas y no fueron superadas o mejoradas durante gran parte de la edad media.
La falta de saneamiento en la Edad Oscura europea (que duró entre la caída del Imperio Romano de Occidente y el comienzo del Renacimiento europeo, entre los siglos V y XV d.C.) supuso un relativo retroceso o estancamiento en el desarrollo del saneamiento y el alcantarillado. Determinados y lamentables sucesos obligaron a la comunidad médica y científica de entonces a empezar a combatir realmente este peligroso problema de salud.
Durante esta época, las ciudades de toda Europa estaban sucias, abarrotadas, llenas de heces, agua contaminada y con una insuficiente falta de higiene personal. La propagación de epidemias, con enfermedades como la tuberculosis, cólera, viruela y fiebre amarilla causó un rápido descenso de la esperanza de vida de los europeos (¡la esperanza de vida media era inferior a 30 años!), y todo ello culminó en la desastrosa epidemia de la peste de la Peste Negra entre 1.438-1.441 que mató entre el 30 y el 60 por ciento de la población europea, y alrededor de una cuarta parte de la población total del mundo entero.
La gran excepción en este sentido vino de parte de la expansión musulmana por Oriente Medio, norte de África y Península Ibérica. Debido a ser una cultura procedente de zonas desérticas que pensaba en el agua como un recurso escaso y valioso, sus ciudades contaban con magníficos sistemas de riego, alcantarillado y saneamiento. La palabra alcantarill, que proviene del diminutivo del árabe al-qánṭara, significa “puentecillo”.
La era moderna del saneamiento comenzó en Europa entre los siglos XVI y XIX cuando las primeras letrinas (como caseta o armario), los retretes y las fosas sépticas se empezaron a utilizar para recoger los residuos humanos en todo el mundo. El desarrollo de la fontanería, las letrinas y los baños personales por parte de muchos inventores permitió la recolección organizada de las heces humanas y su distribución y vertido a las redes de alcantarillado.
Al mismo tiempo, las técnicas de purificación del agua, la creación de agua potable y su transporte a la población humana iniciaron la era en la que la higiene personal podía ser fácilmente popularizada.
Todo esto culminó con la "Revolución del Saneamiento" de los siglos XIX y XX, época en la que los gobiernos comenzaron a aplicar estrictas normas de higiene, con la recogida organizada de basura, el desarrollo de los departamentos de salud pública, las redes de tratamiento de agua y más.
El uso del alcantarillado para la recolección específica del agua proveniente del uso humano empieza en Londres en el año 1.815. Todos estos desechos se vertían directamente al Támesis, ¡de donde se abastecía directamente de agua la ciudad! El primer alcantarillado diseñado en el sentido actual se construyó por primera vez en Hamburgo en 1.842. La importancia de este sistema no sería reconocida hasta la llegada del siglo XX cuando finalmente comenzó a ser adoptado.
En la actualidad, el saneamiento ambiental y las leyes asociadas, se ocupan de aislar los residuos del medio ambiente así como el tratamiento de los mismos para extraer y purificar el agua. Por supuesto y tristemente, este punto depende de la conciencia de gobiernos, empresas y ciudadanos que no siempre desarrollan y cumplen las normas necesarias.